Ciudadano corporativo

Miradas
20 Enero

Comúnmente, la definición de ciudadano viene aparejada de tres condiciones: ser miembro activo de un Estado, ser titular de derechos políticos y estar sometido a sus leyes. Esta concepción aplica muy bien para las personas naturales, pero ¿qué ocurre con las personas jurídicas?

El desarrollo de la empresa privada durante los últimos dos siglos, acompañado de una creciente conciencia sobre su responsabilidad social, le ha permitido ser miembro activo de una sociedad, que interactúa con el Estado que la cobija. Desde luego está llamada a respetar sus leyes pero, además, se involucra en las problemáticas de las comunidades que comparten con ella la sociedad de la que participa, mucho más allá de la ubicación geográfica de sus operaciones.

En simple, hoy las empresas son ciudadanos corporativos, como ha planteado el Foro Económico Mundial, con derechos y obligaciones, pero sobre todo con sensibilidad ante lo que ocurre en su entorno. Lo anterior se traduce en una genuina vinculación con la sociedad a través de todos sus stakeholders.

Cuando un país ha tenido -en términos agregados- el buen desempeño que ha mostrado Chile en las últimas tres décadas en todos los indicadores de desarrollo humano, pero sigue dejando rezagado, sumido en la llamada pobreza multidimensional, a una de cada cinco personas, cabe plantearse formas distintas de hacer las cosas. Es evidente que las fórmulas utilizadas en el pasado han mostrado ser efectivas, pero insuficientes para enfrentar todas las carencias que observamos en el presente. También es claro que en el último tiempo en Chile no estamos dialogando con la apertura y transversalidad que debiéramos, y tenemos un listado importante de problemáticas de larga data, con diagnósticos claros a la vista pero sin consenso en su solución. Abordar estos desafíos exige, de parte de las empresas, entender su rol de ciudadano y buscar los espacios para aportar, resolver temas y generar cambios que a veces parecen lejanos a su quehacer.

Desde nuestra experiencia en Quiñenco, la metodología de trabajo que planteó Compromiso País representa un buen camino. Se trata de una forma distinta de hacer las cosas, la que se basa en el diálogo entre actores diversos (Estado, empresa privada, academia y sociedad civil) buscando soluciones a un problema común.

Como empresa, nos ha tocado participar en la Mesa N°1 abocada a la carencia de agua potable y sistemas de eliminación de aguas servidas que aqueja a más de un millón de chilenos. Aquí compartimos con fundaciones, universidades y servicios públicos, contraponiendo visiones, metodologías y aproximaciones a la realidad, pero encaminándose todas hacia el mismo objetivo: solucionar el problema.

Tras más de un año de trabajo elaboramos un profundo diagnóstico sobre la realidad de estas familias, su ubicación geográfica y las principales causas de la ausencia de servicios en sus territorios. Acompañamos este análisis con cerca de 30 propuestas que abordan cambios en materia regulatoria y de gestión de las soluciones ofrecidas por el Estado y, adicionalmente, nos encontramos en la actualidad impulsando un plan de acciones piloto en cinco regiones del país, con la finalidad de evaluar y monitorear la eficacia de algunas de las propuestas y tecnologías presentadas.

Esta innovación en la forma de hacer políticas públicas se funda en una idea esencial: los problemas que más nos aquejan como sociedad son responsabilidad de todos. No podemos esperar a que el Estado, alguna fundación, una empresa particular o un grupo de individuos decida abordar la situación que agobia a otros habitantes de nuestro país. La responsabilidad, inherente a nuestra condición de ciudadanos, nos exige ser partícipes de las soluciones, independiente de si nos afecta directamente.

Esta visualización del papel que pueden jugar las empresas obliga a modificar ciertas concepciones previas sobre los planes de responsabilidad social empresarial, por ejemplo. No se trata de despreocuparse del entorno inmediato, sino de asumir que las políticas de “buenos vecinos” son naturales a toda persona -natural o jurídica- y que el compromiso ciudadano de las empresas es ser agentes activos, participando en la solución de los problemas que nos aquejan como país. Pero para hacerlo de manera efectiva debemos reconocernos como chilenos y buscar que dicha pertenencia y el compromiso que la acompaña nos defina como compañía.

 

Diego Bacigalupo

Gerente de Desarrollo de Quiñenco S.A.

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