A 40 días del plebiscito

Miradas
14 Septiembre

El domingo 13 de septiembre, El Mercurio publicó una columna de Andrónico Luksic, presidente de Quiñenco, en la que comparte sus aprensiones respecto a las interrogantes que siguen abiertas para el desarrollo del proceso constituyente en Chile. Las condiciones para la elección de constituyentes, la participación de independientes y el contenido del reglamento de una eventual Convención Constitucional son algunas de las materias que a ojos del empresario se debieran resolver antes del plebiscito.

A continuación, la columna completa:

Reconozco que me entusiasmé la noche del 15 de noviembre, cuando, en medio de la peor crisis social y de violencia que ha vivido el país en varias décadas, se firmó un acuerdo transversal para un plebiscito constitucional. Sentí que ese camino podría traer alivio y esperanza ante el miedo de que Chile reviviera sus traumas, con enfrentamientos entre ciudadanos y riesgos para la democracia.

Me pareció que se abría un espacio para la expresión de ese millón y medio de personas que sí marchó en paz, pidiendo cambios y llamándonos a una profunda reflexión; que podríamos construir un espacio de encuentro.

Como planteé en enero, pensé también que se permitiría a independientes, sin militancia ni doctrina, opinar y colaborar activamente en la propuesta de una nueva Constitución. Que los partidos y el Congreso estarían dispuestos a ceder espacios para que mujeres y hombres ajenos a la política pudieran aportar a un nuevo pacto social.

Sin embargo, faltando poco más de 40 días para el plebiscito:

1.Todavía no existe claridad en varias de las reglas para una eventual elección de constituyentes. Por ejemplo, hoy hay 46 mujeres en el Parlamento y, si se aplican criterios de paridad de género, de ganar la Convención Mixta se requeriría de 43 diputadas o senadoras. ¿Cómo se determina quiénes van y quiénes no? Cualquiera sea el tipo de Convención que resulte vencedora, tampoco se ha resuelto la forma en que se dará representación a los pueblos originarios, cuántos cupos tendrían y cómo se escogerían.

2. Los independientes no serán independientes si persisten las barreras de entrada que, en simple, los obligan a subordinarse a los partidos para competir. Es decir, la definición de las reglas que determinarán nuestra vida en sociedad parece entregada, de forma casi exclusiva, a políticos, ex parlamentarios y dirigentes. Si no se abren caminos reales para los independientes, probablemente terminaremos reproduciendo la Cámara de Diputados a su imagen y semejanza: 155 cupos reservados para militantes o simpatizantes de partido.

3. El quorum de dos tercios necesario para incorporar normas a una eventual nueva Carta Fundamental, que fue presentado como garantía de que el proceso se haría en un clima de acuerdos, es un arma de doble filo: lo que no consiga dos tercios quedará fuera del texto, y esto podría terminar en una Constitución muy reducida o “minimalista”, que dejaría a disposición de mayorías simples y circunstanciales la vigencia de normas elementales para el país, como la libertad de enseñanza, de culto, de prensa, la autonomía del Banco Central, la propiedad privada, y hasta el sistema de gobierno o la separación de poderes. Si a la hora de dictar el reglamento de una eventual Convención, no se respeta el espíritu con que se planteó al país esa norma de los dos tercios, podríamos culminar con un texto exiguo y leyes fundamentales sujetas a la inestabilidad y el vaivén de la política.

Espero sinceramente que no sea tarde para que se transparenten, antes del 25 de octubre, las reglas que imperarán para escoger a los protagonistas del proceso constituyente si gana el Apruebo. Y que los partidos políticos respondan al desafío con altura de miras y generosidad, dando una oportunidad real a independientes que sean un aporte por sus ideas, creatividad o experiencia. Ese mismo espíritu se requerirá, con mayor intensidad y por parte de todos, si es que se diera una sorpresa y llegase a ganar el Rechazo.

Al final, más allá de elecciones y mecanismos, el único camino que nos garantiza un mejor país es la mirada constructiva, las ganas de aportar de todos. Centrémonos en lo que nos une, más que en lo que nos divide, porque de eso depende el futuro de Chile y de las próximas generaciones.

 

El Mercurio, 13 de septiembre de 2020. Artículo original aquí

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