Hace más de siglo y medio, los hermanos Bonifacio y José Gregorio Correa Albano comenzaron a comprar tierras en el valle de Curicó, a más de 200 kilómetros de Santiago. Tenían el sueño de levantar una viña en medio de los valles de suaves lomajes y condiciones climáticas privilegiadas de la zona de Molina.
En 1865 fundaron Viña San Pedro, hoy una de las vitivinícolas más antiguas e importantes del país. Los hermanos también fueron pioneros en importar cepas francesas de Cabernet Sauvignon, Chardonnay y Merlot, las que fueron enriqueciendo la producción vitivinícola de la zona central de Chile.
Ciento cincuenta años después el principal viñedo de San Pedro continúa estando en Molina, con un paño de plantaciones de 1.200 hectáreas, uno de los más extensos de América Latina. Otras 1.500 hectáreas de la viña se reparten en diferentes valles de Chile. En Molina también se encuentra una antigua cava subterránea, construida con la antigua técnica de cal y canto en los inicios de la viña y una bodega con capacidad de envasar 65 mil litros por hora.
Pero Viña San Pedro no es sólo historia centenaria. El empuje de sus fundadores se replicó década tras década, hasta el presente. Si en 1940 la viña inició sus primeras exportaciones de vino a Estados Unidos, Canadá y Alemania, fue en 1994 cuando pasó a formar parte de las empresas del Grupo Luksic. CCU, filial de Quiñenco SA, adquirió inicialmente un 48% de las acciones, porcentaje que en la actualidad alcanza al 83% de la propiedad. Posteriormente, en 2008 Viña San Pedro se uniría con Viña Tarapacá para conformar Viña San Pedro Tarapacá S.A. (VSPT Wine Group), actualmente líderes en Chile en la venta de botella fina, y el segundo mayor exportador de vino chileno, con presencia en más de 80 países, junto a reconocidas marcas como GatoNegro, Castillo de Molina, 1865, Cabo de Hornos, Sideral y Altaïr.